¡Manos a la obra!

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Así que ahora que sabemos qué estamos haciendo, lo que necesitamos saber es cómo hacerlo, y esto puede resultar incluso más complicado.

Hablar es muy fácil, pero reunir todas las ideas y hacer que funcionen en pantalla es otra cosa muy distinta. Tal vez todos sabemos de qué estamos hablando, pero lo estamos interpretando visualmente de formas muy diferentes. Si queremos trabajar como un equipo, tenemos que visualizar el proyecto del mismo modo, así todos sabremos qué necesitamos y cuál es el objetivo final. Puede que un poco de storyboarding ayude…

Está bien, entonces necesitamos un montón de gente (nota mental: ¡convocar un casting! ); necesitamos un estudio (empezar a hacer llamadas), Y necesitamos un gran techo de cristal (¿comprar un invernadero?). Esto empieza a ponerse difícil, pero nos encantan los retos, ¿verdad?

El story ha resultado ser una pieza clave para empezar a mover el proyecto hacia adelante. En los últimos años no han sido pocos los que me han dicho lo anticuado que es el concepto de storyboarding, lo poco que se usa actualmente, y sin embargo creo que a nosotros nos ha sido muy útil para ser conscientes del berenjenal en el que nos estamos metiendo. Ahora sabemos cuánto vamos a depender de los “efectos especiales” (que nadie se asuste, esto no es una película de acción hollywoodiense) y nuestras reuniones con el especialista en infografía han girado entorno al storyboard.

Ahora que hablo de reuniones recuerdo las palabras del director aquel martes de marzo: “bienvenidos al turno de noche”. Y así fue como empezamos a alargar las jornadas laborales hasta bien entrada la noche (no entremos en detalles), o a comenzar nuestros días libres con tres cafés en Camden y mil bocetos sobre la mesa. Lo mejor de todo es que nunca perdemos el optimismo, sea cual sea el nuevo obstáculo que encontramos,siempre hay alguien que consigue arrancar una sonrisa en las situaciones más desesperanzadoras. Cuando nos dimos cuenta de que este proyecto podía costarnos nuestra salud mental, caímos en la cuenta de que tal vez estábamos ciñéndonos demasiado a lo que el storyboard decía. ¿Cómo algo que habíamos creado para servirnos de ayuda se había vuelto en nuestra contra? No nos obcequemos y busquemos nuevos planteamientos, nuevos planos, alternativas a lo que hemos planeado hasta ahora… Somos gente con ideas, seguro que podemos encontrar la forma de transmitir el mismo mensaje a través de imágenes técnicamente menos comprometedoras (trabajar con cristales rotos y seres humanos tal vez no era una buena idea desde el principio).

Entonces tenemos que volver a poner en marcha el proceso creativo, pero estamos un poco bloqueados. Todavía tenemos algunos problemas para visualizar el futuro video. Somos una generación educada en un ambiente audiovisual plagado de imágenes en movimiento, y unos garabatos en un papel no ayudan demasiado…

Let’s move it!

Esto ha sido realmente útil para hacer que nos demos cuenta de que estamos olvidando algo realmente importante: ¡el sonido!

Así que ha llegado la hora de tomar algunas decisiones. Un plan de producción ayudará a saber qué necesitaremos y cuándo, y por lo tanto nos preparará para lo que tenemos que conseguir antes del día del rodaje. Antes de nada: nuestros actores. Pero eso es un capítulo aparte…

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“Di no a la discriminación”. Campaña del Consejo de Europa.


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Hace ya tiempo que andamos dándole vueltas a este proyecto, ilusionados por lo que significa para nosotros y por lo que podemos aprender y aportar al mismo. Digo hace ya tiempo porque aunque el Consejo de Europa nos ha dado la buena noticia de que nos concede el proyecto esta semana, nosotros llevamos mucho tiempo trabajando en él. En cualquier caso, parece difícil olvidar esa primera semana de febrero en Londres. Primera semana en todos los sentidos porque además empezábamos a trabajar en Spectacle. Y todo gracias al proyecto Argo, promovido por el Ministerio de Ciencia e Innovación dentro del Programa Europeo de Movilidad Leonardo da Vinci, que nos había concendido una beca para realizar prácticas profesionales en el extranjero.

De esa semana de febrero recuerdo también la nieve colapsando todos los medios de transporte de la ciudad, la comunicación volviéndose imposible en una de las capitales más importantes de Europa. La gente en las calles, lanzándose bolas de nieve…Y a pesar de la nieve y del frío, de la dificultad de coger el metro, el autobús o el tren, de lo complicado que se hacía incluso caminar por la calle sin riesgo a resbalarte, a pesar de todo, el equipo de Spectacle se reunía en Lavender Hill, cada uno con ideas que aportar para el guión de lo que será un anuncio de 30 segundos contra la discriminación y que forma parte de la Campaña llamada “Di no a la discriminación” lanzada por el Consejo de Europa.

Se barajaron muchas ideas, muchas se descartaron y otras fueron evolucionando hasta que nació la “IDEA”“The Glass Ceiling” o “El techo de cristal” es el concepto alrededor del que gira todo el guión. El cristal es el elemento que separa dos mundos. Un mundo escondido bajo un cristal sobre el que muchas personas caminan sin ser o querer ser conscientes de él. Gente de distintas nacionalidades moviéndose en un ambiente sobreexpuesto y tenso. El mundo de abajo se nos revela cuando uno de los personajes que camina, al tropezarse, se cae y atraviesa la barrera de cristal, quedando atrapado bajo el mismo y descubriendo que no es el único en la misma situación. De repente, indistintamente, gente del mundo de arriba aparece en el de abajo. Todos comienzan a sentirse angustiados y empiezan a golpear el cristal. La gente de arriba se detiene sorprendida al escuchar golpes que no saben de donde provienen. El mundo de abajo se les revela de repente y todos juntos golpean el cristal hasta conseguir romperlo y liberar a la gente que estaba atrapada.

Queríamos dar un toque de esperanza a través de esta campaña, un toque de unidad también. Y es lo que intentamos imprimir en el proyecto que presentamos al Consejo de Europa. Redactamos el tratamiento y el guión, pensamos en la estética y el concepto visual del video, terminamos el presupuesto y…enviamos todos los documentos a la espera de una respuesta.

Y finalmente…la espera mereció la pena. El Consejo de Europa se puso en contacto con nosotros para darnos la buena noticia de que aprobaban nuestro proyecto y que podíamos empezar a hacerlo realidad.

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